Macondo perdió su genio (Homenaje en sus propias
palabras)
Macondo no fue creada, fue visibilizada por un genio que supo Cómo se
cuenta un cuento. Macondo es La soledad de América Latina. La
cultura popular fue la fuente que lo formó. El genio de Aracataca Cuando era
feliz e indocumentado, y absorto por El olor de la guayaba, tenía
La bendita manía de contar la mitología latinoamericana en Cien
años de soledad a la vez que hacía Periodismo militante para
contarnos de la ayuda de Cuba a la liberación de Angola en la Operación
Carlota y el problema de Chile, el golpe y los gringos y demás
Crónicas y reportajes. Su compromiso con su momento histórico lo demostró
cuando estuvo De viaje por los países socialistas y gritar a los cuatro
vientos ¡Viva Sandino!
El amor en los tiempos del cólera es La mala hora porque El coronel no
tiene quien le escriba la Memoria de las putas tristes mientras
Isabel viendo llover en Macondo siente de cerca La tigra. Los
ojos de perro azul ante la hermosura de La hojarasca reconocen que La
increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada es
el típico relato que se cuenta en Los funerales de la Mamá Grande como
uno entre los Doce cuentos peregrinos de Los cuentos de mi abuelo el
coronel.
El abuelo de América, su gran amigo y fervoroso lector, no leerá más en
La Habana sus manuscritos originales para darle el vistobueno. El general en
su laberinto, junto a Cristo y Don Quijote, es parte de esa Macondo
silenciada, sintetizada en la Diatriba de amor contra un hombre sentado o
quizás recostado Del amor y otros demonios. Bolívar, Fidel y Gabo
lucharon por la utópica patria en la "que
ningún ser humano tenga derecho a mirar desde arriba a otro, a no ser que sea
para ayudarlo a levantarse". El más grande hombre americano vivió El otoño del
patriarca cual Crónica de una muerte anunciada. Hoy yacen ambos
junto a El negro que hizo esperar a los ángeles en El verano feliz de
la señora Forbes. “Yo no vengo a decir un discurso”, “Me alquilo para
soñar”, decía, y la gente de pueblo que aceptaba la oferta pedía Por un
país al alcance de los niños. El genio neogranadino, el camarada que
transitó la novela al punto de Vivir para contarla, nos dijo que:
“Las condiciones están dadas como nunca para el cambio social y la
educación será su órgano maestro. Una educación de la cuna hasta la tumba,
inconforme y reflexiva, que nos inspire un nuevo modo de pensar y nos incite a
descubrir quiénes somos en una sociedad que se quiera más a sí misma. Que
aproveche al máximo nuestra creatividad inagotable y conciba una ética-y tal
vez una estética- para nuestro afán desaforado y legítimo de superación
personal. Que integre las ciencias y las artes a la canasta familiar. Que
canalice hacia la vida la inmensa energía creadora que durante siglos hemos
despilfarrado en la depredación y la violencia”
Alí Ramón Rojas Olaya
Caracas, viernes 18 de abril de
2014
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